Mis poetas

Estos son los tres grandes poetas que pasearon 
por las calles de Soria 
de la que hicieron motivo de inspiración.

Gustavo Adolfo BÉCQUER
con sus maravillosas y enimágticas LEYENDAS.

Antonio MACHADO
y su triste y nostálgico 'caminante' paseando junto al Duero.

https://imagen ANTONIO MACHADO

Gerardo DIEGO
que ennoblece las tierras de Castilla.


Los tres poetas se sintieron atrapados entre las veredas del Duero
la misteriosa laguna Negra, las altas cumbres del Monte de las Ánimas
los pueblos de la "barbacana hacia Aragón".
Estos poetas que enlazan temas literarios universales 
desde la Edad Media de Jorge  Manrique 
hasta los cantautores del siglo XX

        http://www.antoniomachadoensoria.com/sansaturio.htm
Bécquer
Tu pupila es azul, y cuando ríes 
Su claridad suave me recuerda
El trémulo fulgor de la mañana
Que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y cuando lloras
Las transparentes lágrimas en ella
Se me figuran gotas de rocío
Sobre una violeta.
Tu pupila es azul y si en el fondo
Como un punto de luz radia una idea,
Me parece en el cielo de la tarde
Una perdida estrella.

¿Qué Es Poesía?

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas

En mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.

Gerardo Diego
EL CIPRÉS DE SILOS

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
Que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
Devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño
Flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llega a ti, riberas del Arlanza,
Peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
Qué ansiedades sentí de diluirme
Y ascender como tú, vuelto en cristales,
Como tú, negra torre de arduos filos,
Ejemplo de delirios verticales,
Mudo ciprés en el fervor de Silos.

Antonio Machado
A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido.
  ¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento.
  No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores.
  Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas.
  Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas en alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas,  
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario